in diario El Universal (1 de fevereiro 2017)
"La manipulación y preconstrucción sobre la imagen del pretendiente a líder suele tener un efecto desastroso, en especial si llega a comandar, por sus dislates desde el poder o por sus necedades habituales traducidas en fracaso que los ciudadanos van percibiendo con lentitud exasperante."
Platón, el inconforme
La gente disfruta con el barniz, con la superficie, con la frase altisonante, olvidando todo el meollo del grave asunto que afecta al cuerpo social
La gente disfruta con el barniz, con la superficie, con la frase altisonante, olvidando todo el meollo del grave asunto que afecta al cuerpo social
Teódulo López Meléndez *
Este conocimiento o gnosis es el que ha sido obviado. En el seno de esta mediocridad o se pretende construir un proyecto ideológico obtuso o se aborda la alternativa desde la más profunda carencia. “Sofistas”, exclama Platón, ignorantes diríamos en términos de este pecaminoso mundo donde el saber es mirado con desconfianza y rechazo. Este es el mundo de la apariencia, llamado marketing en el lenguaje actual, uno desde las promociones donde el farsante se simula a sí mismo, se disfraza de lo que no es, recurre a los estribillos que los asesores consideran llegarán a la superficie de los cándidos oyentes que los reproducirán masivamente en las redes sociales.
La manipulación y preconstrucción sobre la imagen del pretendiente a líder suele tener un efecto desastroso, en especial si llega a comandar, por sus dislates desde el poder o por sus necedades habituales traducidas en fracaso que los ciudadanos van percibiendo con lentitud exasperante. Del lado de los pasivos oyentes, es baja la noción y, sobre todo, nula la percepción necesaria sobre los eventos mundiales que le marcan su propio tiempo sin que lo perciban. Esas limitaciones de conocimiento, lo que incluye una memoria pírrica sobre la propia historia, corroboran y confirman la caída de la política como instrumento esencial y nos están poniendo frente a una peligrosa crisis de la democracia.
Suele llamarse manipulación, en especial si consideramos la tendencia a eternizarse, a permanecer en cuotas altas, medias o bajas de poder. Por lo demás la cobertura que se hace tiende a lo ahistórico y al escándalo puntual, con olvido de la esencia del conflicto planteado. Lo era cuando la preeminencia de los mass media y lo es ahora desde la virtualidad de la información. La gente disfruta con el barniz, con la superficie, con la frase altisonante, olvidando todo el meollo del grave asunto que afecta al cuerpo social. Podemos hablar de una sociedad acivil.
* Escritor e diplomata venezuelano
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