domingo, 11 de fevereiro de 2007

Um alerta da Venezuela. Teódulo López Meléndez

¿Desfile militar para celebrar un golpe fallido? Hitler lo hacía cada año para “gloria” del fracasado de 1923. Alerta de Teódulo López Meléndez, que, sem dúvida, não pode deixar de indiferentes os que, sem reserva mental, defendem a democracia em qualquer parte do mundo. Teódulo López Meléndez é escritor, diplomata e editor.




Reservistas que gritan socialismo

o la lectura de un historiador inglés


Teódulo López Meléndez

LA CELEBRACIÓN de un desfile militar para conmemorar un intento de golpe de Estado es ya, en sí, una afrenta. Reservistas gritando “Patria, socialismo o muerte” y la colocación en las puertas de los cuarteles de letreros con esa consigna, tal como lo demuestra la fotografía publicada por un diario nacional, nos hace ver que la Fuerza Armada Nacional es tratada no como tal, sino constreñida a ser el ejército de una facción en el poder, o tal vez deberíamos decir de una “falange” en el poder, o quizás deberíamos decir de un “fascio” en el poder. La colocación, por vez primera desde Pérez Jiménez, de la banda tricolor presidencial sobre un uniforme militar elimina toda duda sobre esta realidad.

LEO HITLER, del historiador inglés Ian Kershaw y veo venir la celebración de la Copa “América”. El paralelismo de cómo el nacionalsocialismo del siglo XX utilizó las Olimpíadas de 1936 para mostrar la “frescura” de Alemania, la “felicidad” de Alemania, la “grandeza” de Alemania y “los deseos de paz de Alemania”, me hace advertir que la fiesta futbolística que se celebrará en Venezuela será utilizada para mostrar “los avances del socialismo”, la “felicidad de los venezolanos” y el “amor por el comandante de la revolución”. Veremos pendones en todos los estadios. Aquí habrá gente de todo el mundo, tal como en las Olimpíadas del 36, en medio de grandes fastos, de opulentas celebraciones, de grandiosos agasajos.

¿DESFILE militar para celebrar un golpe fallido? Hitler lo hacía cada año para “gloria” del fracasado de 1923. Leo en el libro de Kershaw como, desesperados, los militares alemanes se miraban los unos a los otros y argumentaban “el pueblo está con Hitler”, para volver a la parálisis total y a la resignación, aún a sabiendas de que el camino que seguían conducía a la destrucción de Alemania. Este libro del historiador inglés es el mejor ensayo que he leído sobre la locura colectiva, de cómo se dejaron pasar “pequeñas violaciones” en aras de la reconstrucción de la grandeza alemana, de cómo se recurrió a la “vista gorda” ante los “éxitos” de Hitler, perdonándole así sus desvaríos. Leo aquí como la oposición al régimen fue aplastada hasta convertirla en nada, proceso que comenzó con la Ley Habilitante que Hitler hizo aprobarse en 1933 con el nombre de “Ley para la protección del Pueblo y el Estado”, bajo el argumento de que era necesaria la rapidez para avanzar con la revolución nacionalsocialista.

ESTAS MÁS de 2.500 páginas del Hitler de Ian Kershaw, originalmente publicado en inglés en el 2000 y en español en el 2002, demuestran como 60 años después de la tragedia alemana aún faltaba mucho por decir. Especial interés revisten las contradicciones internas del régimen nazi, las pugnas por la obtención de cuotas de poder, las oportunidades desperdiciadas por los hitlerianos para desembarazarse de Hitler. Cuando un régimen acumula tanto poder y se centra en la figura de un caudillo, toca a las propias fuerzas internas tomar decisiones. Lo que hay que recordar es que esas fuerzas internas existen.

LA DECLARACÍON abierta la dio el general Müller Rojas: la reserva existe para evitar un golpe de Estado. A la luz de esta afirmación se concluye que el desfile del 4 de febrero fue uno de advertencia a la Fuerza Armada Nacional, uno contra la Fuerza Armada Nacional, uno de temor frente a la Fuerza Armada Nacional, uno de intento de imposición a la Fuerza Armada Nacional de obediencia ciega bajo la amenaza de un ejército paralelo.

CON LA LECTURA de Kershaw uno se da cuenta que el poder totalitario no es una roca indestructible como aparentemente luce. Las conspiraciones estaban al orden del día y, una de las cosas más interesantes, a pesar de la SS Hitler no se enteró, ni siquiera que el propio Jefe del Estado Mayor, el fiel seguidor, era el líder de una de ellas. Las implosiones vienen de la estructura misma del poder totalitario, implosiones siempre vivas y al borde de encenderse. Los éxitos sin disparar (Austria, los Sudetes) mantuvieron al Führer en el prestigio. Después los militares alemanes tuvieron que pelear y las docenas de conspiraciones para derrocar a Hitler se fueron disipando. Militar en guerra no conspira, a menos que la guerra conduzca al suicidio.

LAS CONTRADICCIONES, los apetitos desatados, los deseos de poner término a la situación indeseable, no son visibles en el poder totalitario. Este parece, hacia fuera, una roca inconmovible, pero adentro es una jaula donde las pasiones siempre están al rojo vivo. Es, al menos, lo que uno concluye leyendo Hitler de Ian Kershaw.

quinta-feira, 1 de fevereiro de 2007

SÃO TOMÁS E AS ALMAS. Alfredo Barroso

Com a devida vénia, transcreve-se o artigo definido de Alfredo Barroso, publicado na revista «6ª», do Diário de Notícias (12 de Janeiro)


SÃO TOMÁS E AS ALMAS

Alfredo Barroso

A Apoteose de São Tomás de Aquino, pintada por Francisco de Zurbarán no ano de 1631, deve ser dos quadros mais notáveis, complexos e ambiciosos do grande pintor espanhol. São Tomás de Aquino, conhecido como o Doutor Angélico, ocupa o centro do quadro, rodeado por quatro Padres (Pais) da Igreja. Acima dele, surge o Espírito Santo, com Cristo e a Virgem, do lado esquerdo, e São Paulo e São Domingos, do lado direito. Abaixo dele, um grupo de frades dominicanos em oração, à esquerda, e outro grupo de figuras também em oração, à direita, do qual se destaca o imperador Carlos V.

Ao admirar o quadro, no Museu de Belas Artes de Sevilha, foi irresistível pensar no breve texto de Umberto Eco Sobre a alma dos embriões, no qual o escritor, ensaísta e professor (cuja tese de doutoramento, em 1956, foi sobre O Problema Estético em São Tomás), evoca o pensamento do grande teólogo italiano (1225-1274) acerca da criação da alma, independentemente da matéria corporal. Para São Tomás, os vegetais têm uma «alma vegetativa» que nos animais é absorvida pela «alma sensitiva», enquanto que nos seres humanos essas duas funções são absorvidas pela «alma racional». E é a esta que o homem deve o facto de ser dotado de inteligência, o que «faz dele uma pessoa».

Citando a Summa Theologica e a Summa Contra Gentiles, Eco sublinha que São Tomás «tem uma visão muito biológica da formação do feto». Deus só introduz, insufla, a alma, gradualmente, quando o feto adquire, primeiro, a «alma vegetativa» e, depois, a «alma sensitiva». Apenas num corpo já formado é criada a «alma racional». Ainda hoje subsiste a dúvida sobre qual é esse exacto momento. Mas, para São Tomás, é claro que existe uma gradação na geração, «por causa das formas intermediárias de que é dotado o feto, desde a origem e até á sua forma final». Mais ainda: os embriões não participarão na ressurreição da carne, não ressuscitarão, pois que a «alma racional» não foi infundida neles e, por essa razão, eles não são seres humanos. Afirma-o o Doutor Angélico.

São Tomás não é uma autoridade qualquer. É, como salienta Eco, a «Autoridade por excelência», é a «coluna que serve de suporte á teologia católica». Coluna essa que, curiosamente, digo eu, é bem explícita no quadro de Zurbarán. Daí que, para Eco, sejam tão surpreendentes «as actuais posições neofundamentalistas católicas». Será caso para perguntar, como fez Giovanni Sartori, se não se estará a estabelecer uma certa confusão entre a «defesa da vida» e a «defesa da vida humana». O que levaria a considerar como homicídios, por exemplo, derramar esperma para fins não fecundantes, comer frangos, matar mosquitos ou consumir vegetais. Para já nem falar, como lembra Eco, dos gurus que andam pelas ruas com gaze na boca, para evitarem matar micro-organismos quando respiram. Em suma: recomenda-se, a certos católicos, uma leitura atenta de São Tomás de Aquino. E, já agora, uma visão da magnífica pintura de Francisco de Zurbarán.

«6.ª» DN, 12.Janeiro.2007